Nuestros abuelos paternos fundaron en 1950, una pequeña carnicería en Toledo. Ahí, nace la maravillosa historia de amor de nuestra familia con el jamón ibérico. Poco apoco el negocio fue creciendo, la empresa dejó de estar en manos de nuestra familia para formar parte de una multinacional.

Hermanos y apasionados del campo y del jamón ibérico.
No queríamos perder nuestra tradición familiar y hace casi 10 años, nos embarcamos en una aventura compleja pero maravillosa y fundamos LA EMBAJADA DEL JAMÓN.
Hemos apostado por el mejor escenario: el Valle de Los Pedroches, la Denominación de Origen Protegida más sofisticada, y la dehesa más grande del mundo. Teníamos claro que nuestros jamones ibéricos debían respirar este aire, en un secadero con solera y siguiendo un proceso artesanal, con mucho mimo y sin prisas.